jueves, 24 de marzo de 2011

A 35 Años del Golpe"Nunca Más abandonemos la Democracia"

A 35 años del golpe militar de 1976 la juventud radical quiere expresar una vez más su más profundo compromiso con la democracia, las libertades públicas, la paz y tolerancia entre los argentinos.


La última dictadura militar fue la más sangrienta de las tantas que tuvo nuestro país, con ella se institucionalizó la violencia, la tortura y la muerte de todo aquel que militara su oposición al régimen. No sólo eso, también se destruyó la estructura productiva del país con un plan extranjerizante y concentrador de la economía en poquísimas manos. Fueron los trabajadores de miles de fábricas, las familias, los niños quienes pagaron la política de Martínez de Hoz; fueron los científicos, actores, pensadores, militantes quienes debieron exiliarse ante la persecución militar, que por sólo una sospecha, era capaz de las peores atrocidades.

El legado de la dictadura ha hecho sombra sobre la democracia desde su mismo final,  limitándola a raíz de sus nefastas consecuencias Sufrimos las constantes presiones de quienes no aceptaron su sometimiento a la justicia, sufrimos la pobreza y el sometimiento a los acreedores por una deuda que pasó de 9 mil millones a casi 50 mil millones de dólares en 7 años, sufrimos los problemas de empleo de millones de argentinos que ya no tuvieron aquellas fábricas orgullo de un país que a su vez lo era de Latinoamérica, sufrimos, aún hoy, el dolor y la angustia de miles de madres y abuelas que no saben donde están sus hijos.  

Fueron miles de jóvenes recién salidos de la adolescencia quienes sufrieron y murieron en una guerra, solo posible en las siniestras mentes de los gobernantes de facto .Fueron cientos o quizás miles los bebés robados a sus padres víctimas de la tortura, fusilamiento o “desaparición” por manos  genocidas. Ni hablar del dolor por las inútiles vidas perdidas en Malvinas.
Debemos decir también que el terror no comenzó precisamente el 24 de marzo, sino mucho antes cuando la triple A, amparada por el gobierno que tutelaba Lopez Rega, utilizaba los mismos métodos que luego utilizarían directamente los militares asesinos. Es así, que la llegada del proceso militar no fue sino el perfeccionamiento de un sistema represor que exterminaba, sin más preparativos que la tortura, a quienes consideraba enemigos por el solo hecho de pensar distinto.

También debemos repudiar el accionar de la guerrilla que cometió otros tantos actos atroces, como los atentados donde murieron cientos de inocentes. Los secuestros extorsivos, que finalmente sólo contribuyeron a enriquecer a los líderes subversivos que hoy viven en la opulencia gracias a la muerte de miles de jóvenes idealistas que creyeron equivocadamente en que el desarrollo y el bienestar del pueblo vendrían de la mano de una revolución armada. No hablamos aquí de “dos demonios” uno de derecha y otro de izquierda, no ponemos en un pié de igualdad a quienes usaron el poder del estado y sus fuerzas armadas para reprimir y matar, con quienes pasaron a la clandestinidad y desde allí cometieron actos repudiables; hablamos de justicia y memoria completa, de que todos los culpables deben estar tras las rejas, todos aquellos que mataron, torturaron, violaron y  robaron más allá de sus motivaciones ideológicas.

A eso apuntó el gobierno de Raúl Alfonsín; someter a la justicia todas las violaciones a los derechos humanos. Y así se hizo, a pesar de las innumerables presiones del poder armado y de la oposición política de entonces. Afortunadamente,  el gobierno actual retoma la misma premisa, aunque quizás todavía en forma parcial.
 Hoy a 35 años de aquel golpe militar  que sembró el terror en la Argentina, debemos recordar que esto ocurrió  realmente y  no en una película de Hollywood ni lejos de nuestras casas. Recordar para que Nunca más ocurra y para que Nunca más miremos para otro lado, cuando está en juego el futuro de nuestro país y de nuestra gente.

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